As we celebrate Mary in this month of May and raise up in thanksgiving our mothers living and deceased, I like to offer this Sunday and next reflections on two great women of faith from our Church’s history, Saints Catherine of Siena and Rose of Lima. Statues of both are now at the break of the Church in the niched marble columns at the far ends of the break. These statues had spent many years at the entrance of 39 Tuers Avenue for the years it served as the Parish Convent for the Dominican Sisters who taught at St. Aedan’s Elementary School (1913-2006). When the school closed in 2006 the statues were removed and placed in storage. Thanks to parishioner, Maureen and her restoration friends, the statues are out of storage and looking spectacular. I like to focus our reflective gaze first upon Catherine of Siena.
Catherine lived in fourteenth century Italy. She was a mystic, activist and author who had a great influence on literature and the Catholic Church. Born and raised in Siena, at an early age she decided to devote her life to God. Against the wishes of her parents, Catherine joined a group of women devoted to Dominican spirituality. Her spiritual, intellectual and diplomatic gifts became widely known and were sought out by Pope Gregory XI to restore the papacy to Rome and negotiate peace with Florence. She labored long and hard at a time of the Great Schism of the West to bring greater calm, peace and reconciliation. As busy as she was, Catherine also made time to share from the depths of her heart and incredible mind a set of spiritual treatises entitled, The Dialogue of Divine Providence. These along with hundreds of letters and dozens of prayers remain as her lasting legacy to the history of literature. Catherine died on April 29, 1380 at 33 years of age.
What might Catherine’s life and incredible passion for Christ say to us today? It strikes me that Catherine was aware at a young age that God loved her and was calling her to something special. Despite parents and a Church in turmoil, Catherine allowed God to use her as an instrument of peace, reconciliation and spiritual inspiration to others. Her presence and centeredness on Christ made even Popes stop and listen. As we continue to struggle in our own times and Church with the question of the role of women within the Church, Catherine made the Church of the fourteenth century stop and listen. Yet, they were not simply listening to Catherine but to the One who had called her and sustained her for thirty-three years of life.
As we celebrate Mary in this month of May and give thanks for our moms, living and deceased, let us all be open to the power of God’s call for each of us and how, like Catherine, God so desires to make us God’s instruments of peace and reconciliation in our world today.
“BE WHO GOD MEANT YOU TO BE AND YOU WILL SET THE WORLD ON FIRE . . .”
St. Catherine of Siena
Mujeres de fe en este mes de mayo, Part 1: Catalina de Siena
Mientras celebramos a María en este mes de mayo y damos gracias a Dios por nuestras madres, vivas y difuntas, ofrezco – hoy y el próximo domingo --- mis observaciones sobre dos mujeres muy importantes en la historia de nuestra Iglesia católica: las santas Catalina de Siena y Rosa de Lima. Las estatuas de ambas se encuentran cerca de las puertas laterales del templo. Habían pasado muchos años en la entrada de 39 Avenida Tuers, mientras servía como el convento y hospedaba a las Hermanas Dominicas, que enseñaron en la Escuela primaria de la parroquia (1913-2006). Cuando la escuela fue cerrada en 2006, las estatuas fueron almacenadas. Gracias a los esfuerzos de una feligresa, Maureen, y su equipo de restauración, las estatuas lucen nuevamente de modo impresionante.
Primero quisiera ofrecer una observación sobre Catalina de Siena. Catalina vivió en la Italia del siglo XIV. Fue una mística, activista y autora que tuvo una gran influencia en la literatura y en la Iglesia católica. Nacida y criada en Siena, a temprana edad decidió dedicar su vida a Dios. En contra de los deseos de sus padres, Catherine se unió a un grupo de mujeres dedicadas a la espiritualidad dominica. La fama de sus dotes espirituales, intelectuales y diplomáticas le hizo bien conocida. Incluso el Papa Gregorio XI le pidió ayuda para trasladar el papado a Roma y negociar la paz con Florencia. Durante el Gran Cisma de Occidente Catalina se esforzó enérgicamente por inculcar en la Iglesia mayor calma, paz y reconciliación. A pesar de lo ocupada que estaba, Catherine también se tomó el tiempo para compartir desde lo más profundo de su corazón y de su mente increíble un conjunto de tratados espirituales titulados El Diálogo de la Divina Providencia. Estos tratados, junto con cientos de cartas y docenas de oraciones, forman su legado duradero en la historia de la literatura. Catalina murió el 29 de abril de 1380 a los 33 años.
¿Qué podría decirnos hoy la vida de Catalina y su increíble pasión por Cristo? Me ocurre que Catherine se dio cuenta a una edad temprana de que Dios la amaba y la estaba llamando a algo especial. A pesar de los padres y una Iglesia en crisis, Catalina permitió que Dios la usara como un instrumento de paz, reconciliación e inspiración espiritual para los demás. Se dedicó tan profundamente a Cristo que impresionó a todos, incluso a los Papas. Mientras que la Iglesia actual sigue considerando el papel de la mujer en la Iglesia, es importante recordar que la sabiduría de una mujer del Siglo XIV, Catalina de Siena, provocó grandes cambios en la Iglesia de su época.
Sin embargo, los Papas no solo escuchaban a Catalina, sino a Aquel que la había llamado y sostenido durante treinta y tres años de vida.
Al celebrarle a María en este mes de mayo y al darle gracias a Dios por nuestras madres, vivas y fallecidas, pidamos que el llamado poderoso de Dios nos cambie a todos, como le cambió a Catalina, y nos convierta en instrumentos de Dios, para que el mundo actual disfrute de paz y reconciliacíon.
“SEA QUIEN DIOS QUIERE QUE SEAS, Y PRENDERÁS FUEGO AL MUNDO."
Santa Catalina de Siena
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